23.11.05

Victoria Beckham y Dulcinea

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Victoria Beckham, esa especie de Barbie con etiqueta de Spice Girl, no ha leído un solo libro en su vida, ni siquiera su propia autobiografía. Ella lo dijo. Es entendible, pues –voy con Madonna- una chica material está programada para llenar las revistas del corazón, anuncios espectaculares y desfiles fashion, no para agregar neuronas a su cabecita de maniquí. Su función es meramente visual, aromática y de carnada con texturas gratas al consumidor.

Lo preocupante es el presidente de una república que aplaude a quien no lee periódicos, un funcionario al que le dan roña novelas inofensivas como Aura o un Suprema Corte de Justicia que condena las irreverencias verbales de un poeta provinciano. Con ese dulce panorama es difícil pensar en un país “de lectores” o, por lo menos, en un puñado de ellos. Tampoco podemos celebrar los cuatrocientos años de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha como lo merece Cervantes, leyéndolo, y no sólo con homenajes y lecturas rimbombantes.

¿Cómo leer el Quijote, si hasta Aura, una novela corta (¿o un cuento largo?) se nos complica en esta actualidad fragmentada? Quién sabe. Lo dice uno que, como Fox, aún no ha leído La Iliada ni La guerra y la paz, novelas de extensión considerable para holgazanes. La única posibilidad es agarrar el librote como se agarran los juguetes y pepenarse un rato lúdico media hora al día (lo mismo que duran Lente loco o Mujer, casos de la vida real). Las grandes obras se disfrutan así, de a poco y con los sentidos dispuestos. no con la fuerza acostumbrada por muchos maestros de literatura en secundaria y preparatoria, alérgicos a los libros.

El Quijote es una obra diversa, apta para monjas, carniceros, intelectuales, niños, lascivos, judiciales y amas de casa, sin problemas para entenderla y enamorarse de ella y de sus personajes. Está plena de catorrazos, enseñanzas, amoríos, elocuencia, artimañas, magia, pasiones y vagancia. O sea, lo que a todos nos gusta.

Conozco más de dos arrepentidos con el final de la telenovela Rubí. Nadie que haya leído el Quijote se ha arrepentido. Algunos hasta terminan como doctos caballeros en busca de una Dulcinea igual a Victoria Beckham. Después de todo, la Spice Girl es también pura ficción. Puro silicón, Loreal, Vanity Fair, gel y sesiones inacabables de spa.

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