9.12.17

Epístola sobre un incendio a cinco manos*

Querida Bero.
He venido para hablar de un libro recién nacido, y como te has quedado en Chapala tendré qué contarte cómo va todo.
Son las diez de la mañana, una hora en la que la mayoría estará despachándose un desayuno continental, trabajando en la oficina o jugando frontenis en la unidad deportiva. Para los menos, y a esos me sumo gustoso, hace un clima que exige leer poesía, con el inminente riesgo de mandar a volar las actividades de la agenda de una vez por todas y abrir con libros el fin de semana.
Tengo un problema, pues no quisiera caer en elogios desmedidos, como suele hacerse en estos eventos, así que mantendré la cordura del presentador ecuánime, sobre todo si La representación de un incendio está escrito por varios amigos (algunos a quienes conoces también), formados todos en las aulas del Centro Universitario de los Lagos: Azazel Herrejón, Aarón Navarro, Juan Antonio Orozco, Paul Carrillo Collazo y Ada Martínez. Aquí los tengo enfrente y creo que te mandan saludos con la mirada.
Hace diez años salí de Lagos y el panorama de la poesía era incierto, pero ahora me percato que el relevo generacional es latente gracias a trabajos como este, que han sido impulsados desde el mismo centro universitario por la maestra Yamilé Arrieta Rodríguez, jefe de la Unidad Editorial, y otros entusiastas académicos, en la colección Libélula y otros espacios universitarios.
Aunque a algunos de los autores los he escuchado leer y sigo su rastro a través de la radio o de publicaciones periódicas, es halagador encontrarlos ahora en este libro, que es un espontáneo arder en la palabra. Tú sabes, cuando se es joven la poesía arde y, como los incendios, debe alzarse vertiginosamente, sin miramientos, abrasando todo a su paso. No tiene tiempo de mimos ni puede ser debilucha. Se ahogaría antes de elevar sus espirales. Por supuesto que hay riesgos: las imprecisiones y arrebatos, los versos mal colocados y otras sutilezas que sólo el oficio y la experiencia decantan. Pero mientras esos sucede, el poeta joven debe consumirse como aquel poema de Dulce Mará Loynaz: ¡Que la muerte se parezca a esta muerte candente de tus brazos!
En fin. Te comento La representación de un incendio brevemente. Se divide por autor sin establecer una línea temática, lo cual debió ser complicado para la selección de textos. En Penitencia, Azazel Herrejón ofrece once poemas donde el individuo enfrenta un mundo de hostilidades y despojos. No puede sostenerse, pues proviene de un pasado empantanado y el presente es permanente angustia. Se es culpable de la condición humana, pero sobre todo de interrogar a un mundo que no le da más que una respuesta: el silencio. Sé que no debo intentar reparar nada dice en uno de sus versos y se vuelca a la indefensión y la quietud. Cabe aclarar que a pesar del pesimismo que encierra el conjunto, permanece un hilo de luz: la inteligencia ante el dolor que se cauteriza con la palabra: Pero no acaba la esperanza, pues el tecleo es el eco /  es la voz de las añoranzas nuevas del pasado.
En Esto no es agua, Aarón Navarro presenta un conjunto de poemas que tienen en la sociedad y la vida urbana su abrevadero. Es un detective del absurdo y las contradicciones morales. Deberás leer el poema que dice Ese hombre traía una ciudad adentro, lo juro: es ensordecedor, digno de leerse una y otra vez. Navarro pertenece a la tradición de poetas que desacralizan el lenguaje y la memoria. Procura el humor negro y la ironía. Además (no quisiera decirlo fuerte para evitar una etiqueta) a rato nos recuerda algunas huellas beats o de la literatura sucia, pero con renovado trazo, lucidez y neologismos de este siglo.
Por su parte, Juan Antonio Orozco dibuja en Piromancia, al sujeto y al instante en medio de una urdimbre extraña. El origen y el destino son su búsqueda y el momento de arder fundamental. En Orozco, las líneas del tiempo buscan un antes y un después por más fugaz que sea el incendio. La próxima vez que nazca seré un campo de arroz, escribe La piromanía de Orozco parte de lo inasible y violento, como la pólvora activa.
¿De qué sirvió tu hierro
inmortal
si no levanta vuelo?

Todos somos asesinos
me digo,
mientras miro la leche
derramarse.

En Figuras en Hielo, Paul Carrillo Collazo apuesta por la habilidad retórica como recurso poético. Despoja al poema de sentimentalismo y lo convierte en un artefacto del lenguaje con capacidad poliédrica, de manera que el lector se encuentre con varias caras y múltiples aristas al mismo tiempo. Me agradan sus trampas. Quizá de ahí el título del conjunto, que de por sí es una trampa. En Una liana en la ciudad y otros de sus poemas, el uso de la paradoja permea y procura que cada obra sea no un poemínimo, son un ensayo mínimo, utilizando recursos cotidianos como el tuit. Pero en el imperio del intelecto también la sensibilidad (no sentimentalismo, ya lo dije) tiene visa y Paul escribió un hermoso poema de amor, Abelardoyeloisándonos, que te leeré hoy por la tarde a ver qué procede.
Finalmente, Ada Martínez cierra el libro con una Selección de poemas a manera de tríptico. Su voz es moderada y no se perturba. Atiende la tradición del verso breve y descriptivo, donde las atmósferas y las sensaciones son quienes se expandan. Es testigo de la noche y del violento despertar de la penumbra. El individuo habita una ciudad hostil y no hay defensa posible ante su amenaza permanente. Cierra el libro con un poema perturbador que es al mismo tiempo una denuncia de género y de derecho a la justicia:
El rojo de sus menstruos,
el de la sangre, el de la patria
que no corría en su defensa,

Toda obra poética joven es un descubrimiento y como cualquier descubrimiento, guarda aún geografías por recorrer en las que se develarán novedades y asombros. De estos cinco autores esperamos noticias y proyectos individuales en un corto plazo. Ojalá el Centro Universitario de los Lagos siga apostando por la publicación de poesía, un género menoscabado en la actualidad, pero necesario para robustecer la defensa del individuo ante el ingobernable peso de la vanalidad y la inmediatez colectivas. Te dejo por el momento, pues voy a escuchar los poemas en voz de sus autores. Más tarde llevo el libro a casa y dejarás que la poesía te incendie.

Besos.
Dante Alejandro



*Herrejón, Navarro, Orozco, Carrillo, Martínez (2017). La representación de un incendio. Centro Universitario de los Lagos. Colección Libélula.
Fotografía: Ale Coss.

15.11.17

El Venadito, dos siglos después

En el bicentenario de la muerte de Pedro Moreno, el sitio donde fue abatido permanece distante y en silencio, guardando con quietud ese episodio trágico de la guerra de independencia.
Para conocer tan entrañable tierra viajamos Berónica, Abril y yo en Semana Santa, bajo un sol rudo y los polvos de la aridez guanajuatense. Fue necesario tomar la carretera que va de León a San Felipe Torres Mochas y en el kilómetro 40 desviarse por una terracería otros 17 kilómetros. Ahí se localiza Nuevo Valle de Moreno, población que no llega a los mil habitantes pero que eventualmente, como en estos días, se llena de visitantes e hijos ausentes que deambulan por la calle tomando cerveza o reposan en la plaza mientras los niños se divierten en un brincolín.
 La antigua Hacienda La Tlachiquera, (cuyo nombre cambió en 1919 a Nuevo Valle de Moreno) es una delegación del municipio de León que permanece en espera de justicia, pues su desarrollo se ha mantenido al margen de la riqueza de la cabecera municipal y sobrevive con impulsos propios. Se enclava en una región árida, de magueyales y cactáceas, pero tiene una tradición agrícola desde la época del virreinato, un orgulloso pasado histórico y personajes relevantes como Bonifacio Collazo, autor de la polka “Coronelas” y el boxeador Chucho Castillo, entre otros.
Ahí nos recibe nuestra anfitriona y guía, Encarnación Ríos Collazo, académica y poeta que en el 2014 publicó la monografía más completa de su tierra: Nuevo Valle de Moreno: Cantar de la memoria. Actualmente vive en Querétaro y acude con frecuencia a pasar unos días con su familia y a recordar su infancia. Con ella pasamos un par de días placenteros y a ratos salimos a caminar las calles de Nuevo Valle. Es relajante descubrir arquitectura digna de conservarse para las nuevas generaciones: casonas de piedra y adobe, banquetas de laja y relieves de cantera en jambas, cornisas y gárgolas. La parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, edificio neoclásico que ha tenido varias intervenciones, es un sitio de obligada visita, así como el antiguo portal y la plaza central.
Otro monumento relevante es el dique de la presa, una obra de ingeniería de la que ya se tiene noticia en el siglo XVIII. Sus dimensiones presumen un periodo de bonanza y tecnología de vanguardia, pues además de regar los campos de la hacienda servía también como molino hidráulico. Fue descrita con admiración en el siglo XIX por el viajero italiano Giacomo Constantino Beltrami, quien escribió: “Es una construcción que si se hallase en Lacio, parecería obra de romanos[1].
También pueden admirarse las ruinas de la antigua Tlachiquera, de la que sólo quedan muros de la capilla y la troje, olvidados en un corazón de manzana por el cambio de traza del pueblo y nuevas construcciones.
Los nuevovallenses viven orgullosos de su historia y cada año escenifican la lucha de los insurgentes, pues el General Pedro Moreno representa una figura patriarcal y amorosa que les da cohesión e identidad. Es por eso que Encarnación nos invita con entusiasmo a visitar el rancho del Venadito, último escenario en la epopeya del insurgente
Para llegar al Venadito hay que tomar camino rumbo a una comunidad llamada Derramadero, y luego desviarse por una brecha hacia el oriente. La distancia, de aproximadamente tres kilómetros y medio, puede hacerse en vehículo. Es recomendable el paseo a pie si se llevan provisiones y protección, pues el asoleamiento en ésta época del año es perturbador.
El Venadito es un es una comunidad marginada con media decena de viviendas habitadas y algunas tapias ruinosas de piedra y adobe. Aunque hay servicio de electrificación, el resto de la infraestructura no existe y el abastecimiento de alimentos debe hacerse en Nuevo Valle o el Derramadero, pues no hay tiendas ni equipamientos disponibles.
Sólo cada año, justo el 27 de octubre, se altera el ambiente cuando llegan las autoridades en caravana y realizan honores a los caudillos. El presidente municipal en turno promete obras en beneficio de la comunidad y se marcha sin volver hasta el año siguiente. A eso están acostumbrados los habitantes de la comunidad y no les quita el sueño, pues en la austeridad han vivido siempre y seguramente así será por mucho tiempo.
Encarnación es generosa y ha traído regalos a una familia de cuatro integrantes que ya nos esperaba con entusiasmo, pues no suelen tener visitas. Eduarda, la madre, nos cuenta de algunas enfermedades que los aquejan y de cómo se puede ser feliz sin la sofisticación de la vida urbana.
Además de las viviendas hay una capilla que permanece cerrada casi todo el tiempo. A unos cien metros, entre la nopalera, se localiza una pequeña glorieta con una inscripción que da testimonio del sitio donde fue azotado Mina. Permanece también en ruinas una troje de veinte metros cuadrados en la que pernoctaron y fueron capturados los insurgentes. Una placa recuerda el suceso:

EN ESTA TROJE FUERON SORPRENDIDOS
POR LAS TROPAS REALISTAS EL 27 DE
OCTUBRE DE 1817 LOS HEROES INSURGENTES
GENERALES PEDRO MORENO I FRANCISCO JAVIER MINA
SACRIFICADOS EN ARAS DE LA INDEPENDENCIA MEXICANA.
EL GOBERNADOR DE GUANAJUATO ORDENO
EL 22 DE JULIO DE 1921 LA COLOCACION DE ESTA LAPIDA.

En 1817, el Venadito era una estancia de ganado perteneciente a La Tlachiquera, cuyos propietarios, los hermanos Mariano y Manuela Herrera, simpatizaban con el movimiento de independencia. De acuerdo con la historia, el 26 de octubre de 1817 llegaron ahí Mina y Moreno para descansar y reorganizar su lucha. Dos meses antes, el 20 de agosto, se había roto el cerco en el Fuerte del Sombrero, cayendo en manos del ejército realista. Tras una serie de “infortunios”, como lo señala Agustín Rivera, Mina y Moreno promovieron algunas acciones fallidas de guerra que no hablaban sino de su mal estado, desánimo y desorganización, así que decidieron tomarse un tiempo para recuperar energía y planear la causa con cuidado. Los hermanos Herrera les ofrecieron El Venadito, un sitio ideal, alejado de cualquier sospecha, pero que les guardaba un funesto desenlace, como lo anota Rivera:

Cuando un hombre ya no puede mover los pies, los brazos ni ningún miembro, cuando todo el cuerpo está descompuesto, y la vida no reside mas que en el corazón y en la cabeza, el corazón y la cabeza van a perder también la vida. Eso iba a suceder.[2]

Ese mismo día, un informante delató su localización ante Francisco Orrantia, coronel realista que venía cazándolos encarnizadamente desde la caída del fuerte. Inmediatamente movió al ejército a cabalgar toda la noche desde Silao con un contingente de quinientos soldados para tomar La Tlachiquera, donde arrestaron a Mariano y a Manuela Herrera y posteriormente asaltar El Venadito con suma facilidad.

Para que tengamos una idea de la gran fuerza del contingente que iba contra nuestros héroes, tengamos en cuenta que los soldados que lo formaban eran parte, ni más ni menos, de los cuerpos de Frontera, Nueva Vizcaya, Nueva Galicia, Dragones de la Sierra Gorda, San Luis, San Carlos, así como de los Regimientos del Potosí. [3]

            Algunos insurgentes lograron huir, Mina fue aprehendido y Moreno, junto con su asistente se internó en una cañada vecina. Para llegar allá se debe bordear un arroyo con múltiples arboledas y accidentes topográficos que seguramente hicieron lenta la huida, considerando que Moreno no había alcanzado a apearse de su caballo y caminó en paños menores casi un kilómetro.
Hoy existe una brecha con huellas de motocicletas y coyotes que los pobladores utilizan para ir a recoger leña o tierra vegetal. Se bordea el arroyo y luego debe cruzarse para subir una cuesta en la que hay una formación de esbeltos peñascos. Ahí se ocultó Moreno mientras Mauricio, su asistente, ofreció ir por unos caballos. Este último fue descubierto y con la promesa de indulto dijo a sus captores el sitio donde el insurgente se encontraba escondido. Al pie de los peñascos, junto a una gran roca y espada en mano, defendió Moreno su causa, sin dar margen a sus enemigos de capturarlo.
En 2017 existe una explanada para actos cívicos y señalética con información básica. La intervención de quienes construyeron el monumento a Moreno no fue acertada, pues la explanada es un cuadrilátero que no respeta la topografía del terreno y se inserta en el paisaje obstruyendo la vista y la naturaleza. Hay, además, un anfiteatro que en lugar de seguir la pendiente del terreno le da la espalda y fue construido con piedra laja transportada desde algún banco extraño, como si aquí no hubiesen piedras dignas para el caso.
A la roca en la que fue abatido Moreno se la adosó una estructura con una inscripción que, entre otras cosas, dice

¿De qué sacrificios no es acreedora la Patria?
Pedro Moreno murió por la libertad de México el
27 de octubre de 1817

A pesar de estos afanes por hacer patria con monumentos artificiales, el verdadero homenaje aquí es el paisaje y el cielo que lo cubre. Cuando llegamos y tomamos un poco de aire, Encarnación pregunta si deseamos decir algo en memoria de Moreno, pero no es posible. No lo es. El peso de la sierra, las águilas que sobrevuelan, el viento en fuga y el azote del sol callan cualquier intención de voz. El paraje donde murió nuestro héroe tiene aún signos de soledad, como la vivió esa mañana, cercado por los fusiles y mirando este mismo cielo transparente, que el viento y la lluvia han limpiado una y otra vez durante dos siglos.




[1] Ríos Collazo, Encarnación (2014). Nuevo Valle de Moreno: Cantar de la memoria. Nuevo Valle Ediciones. Guanajuato, México. Pag. 335

[2] Rivera, Agustín (1875). Viaje a las ruinas del Fuerte del Sombrero. Tipografía de José Martín. San Juan de los Lagos. Pag. 54.

[3] Ríos Collazo, Encarnación (2014). Nuevo Valle de Moreno: Cantar de la memoria. Nuevo Valle Ediciones. Guanajuato, México. Pag. 227



8.10.17

Salvador de Alba y la arquitectura moderna en Lagos de Moreno*

El movimiento moderno de la arquitectura llegó a México arropado por universidades y gremios de arquitectos, expandiéndose sobre todo en la capital y en centros urbanos de mayor población. Las pequeñas ciudades y los poblados distantes a los centros académicos de ese tiempo, sufrieron también una apropiación del movimiento, pero con sus propias variables y limitaciones.
En el caso de Lagos de Moreno, la figura de Salvador de Alba permitió que este proceso fuera de una inmediatez fulminante, tanto que tomó por sorpresa a la ciudad alteña, cuya población apenas se desmodorraba de la Cristiada y de los conflictos agrarios. Acercó los principios del Congreso Internacional de Arquitectos Modernos (CIAM), así como las novedades de las vanguardias, a un entorno local, en el que la tradición arquitectónica se movía aun lentamente.
Salvador de Alba nació en 1926 y se formó profesionalmente en la UNAM. Posteriormente, en la ciudad de Guadalajara hizo su trayectoria como arquitecto, formando parte de la prestigiosa Escuela Tapatía de arquitectura, con una generación de colegas como Luis Barragán, Eric Coufal, Alejandro Zohn o Juan Palomar Arias, entre otros, así como de sus precursores Ignacio Díaz Morales, Pedro Castellanos y Rafael Urzúa.
Su cercanía con el poder político jalisciense (el licenciado Alfonso de Alba, su hermano, fue Secretario de Gobierno del Estado en dos ocasiones) le permitió acceder a trascendentes proyectos arquitectónicos y de intervención urbana en todo el estado, entre los que podemos mencionar la Escuela Normal Regional de Ciudad Guzmán, la Facultad de Derecho de la Universidad de Guadalajara y, por supuesto, aquellos que transformaron la imagen urbana de Lagos de Moreno en la segunda década del siglo veinte: las rinconadas de Capuchinas y La Merced, la plaza IV Centenario, el Edificio Federal, el edificio municipal del PRI, las instalaciones de la Feria y algunos otros inmuebles públicos y civiles.
Estableció un lenguaje funcionalista con el rompimiento de esquemas arquitectónicos tradicionales, pero dotándolos de poderosa identidad, gracias al conocimiento que tenía de la historia y al estudio del contexto. Incluso, dentro de un mismo proyecto, exaltó las particularidades que vive un usuario de acuerdo con su posición y recorrido.
Por ejemplo, en la Rinconada de la Merced somete el paisaje al uso de plataformas, cambios de escala, remates y fugas visuales, generando distintos ambientes urbanos a pesar de ser un mismo espacio público: primero, la explanada, cuya escalinata se vierte en una amplia plancha que tiene como diorama el antiguo mesón y sirve como teatro al aire libre; segundo, el atrio de la iglesia, con la arbolada de follaje perenne y su dramatismo de claroscuros; y tercero, la plazoleta dedicada al presidente Juárez, a manera de jardín novohispano, que cierra el entorno del primer cuadro y deja velado el Lagos barrial a su espalda.
Para Salvador de Alba, el diseño integral se manifestó no sólo en la composición del espacio, en el juego de plataformas, taludes y escalinatas que refieren a la tradición prehispánica y virreinal. También la nobleza de los materiales, el mobiliario urbano (bolardos, bancas, arriates, arbotantes), la vegetación y la infraestructura debían sumarse a la experiencia del usuario.
Una virtud del arquitecto fue el respeto e integración al entorno histórico. Él sabía que si una obra se inserta en un contexto consolidado, tiene tres obligaciones: mantener el lenguaje personal del arquitecto, promover la novedad del espacio y, lo más importante, someterse a las condiciones tipológicas del sitio sin menoscabo de su funcionalidad. De otra manera, el arquitecto sería indisciplinado y caprichoso, ajeno a la maravilla colectiva que le rodea y que llamamos ciudad. En una entrevista declaró que “la integración es buena cuando no se solicita, sino cuando es un producto de la colectividad”[i].
De Alba fue miembro emérito de la Academia Nacional de Arquitectura y obtuvo reconocimientos en Milán y Sao Paulo. Falleció en 1999. Según Carlos González Lobo, es “uno de los ejemplos más señeros de amor y cumplimiento del oficio de arquitecto”[ii]. Lagos de Moreno sigue en espera de que su obra, un paradigma en las escuelas de arquitectura, sea declarada patrimonio y sus edificios reciban una justa defensa y conservación, antes de que se pierdan, como ha sucedido una y otra vez con la arquitectura del siglo veinte. Ojalá se pueda replicar el caso de nuestro vecino estado de Aguascalientes, donde la universidad asumió hace años el compromiso de salvaguardar la obra del arquitecto Francisco Aguayo Mora.
Y para cerrar: no sólo pienso en lo que proyectó Salvador de Alba, sino en todos aquellos inmuebles significativos que tienen derecho a permanecer, pues no debe perderse la memoria de un periodo vigoroso del siglo XX.




[i] Zohn, Laura (1996). La nostalgia amotinada. Diez arquitectos opinan sobre identidad y conservación. ITESO. Guadalajara, México. Pag. 39.
[ii] González Gortázar Fernando (1994). La arquitectura Mexicana del Siglo XX. CONACULTA. México. Pag. 284.

*Artículo publicado en Tlacuilo. Organo del Colegio Municipal de Cronistas de Lagos de Moreno A.C. Número 1. Marzo de 2016. Pags. 76-79.

20.2.17

Alberto Cotta, músico por pasión y tradición




Alberto Carlos Cotta Aldana es un músico laguense formado profesionalmente en Irlanda. Actualmente recibe un estímulo del Consejo Estatal Para la Cultura y las Artes (CECA). Desde temprana edad fue alumno de maestros como Juan Esparza, Salvador Amézquita, Conchita Anaya, la pianista Alemana Alla Von Buch y el director de orquesta Español Francisco Navarro Lara. Ha tocado en diversos recitales y eventos culturales con un amplio repertorio de músicos. Ha realizado arreglos y adaptaciones para banda sinfónica, orquesta y diversos ensambles.
Alberto, es grato saber que tu proyecto “La Música de Compositores laguenses de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX" recibe actualmente el estímulo del CECA. Cuéntanos de eso.
Este es un proyecto en el que había pensado desde hace bastante tiempo cuando por pláticas de mi abuela escuchaba hablar de "el maestro Apolonio" y de otros integrantes de la banda y compositores de los años 20 y 30. Esta idea de participar surge a raíz de ese interés por la música y en general por la cultura y la historia de mi ciudad natal. Por eso realicé el proyecto para el rescate, catalogación, adaptación y grabación de la música lárguense producida en este periodo.
Seguramente en ese rescate te has encontrado con obras y autores poco conocidos ¿no es así?
Si, ha sido toda una sorpresa el hecho de encontrar partituras de compositores laguenses que no se han dado a conocer, muchas de ellas que no han sido interpretadas por lo menos en 50 años, por ejemplo un pasodoble para banda sinfónica de Secundino Zamarroni, o dos piezas para piano de Ignacio Hernández y Luz Reyes. Algunas se encuentran en un estado de deterioro bastante avanzado que incluso no se puede ver quién es el autor, por lo que me he dado a la tarea de transcribirlas a un programa informático con el fin de dilucidar a qué compositor pertenecen.
¿Tu proyecto incluye alguna, grabación, publicación o conciertos?
Si, el objetivo final de este proyecto después de la adaptación de piezas, es la grabación en un estudio profesional de un disco con diez piezas. Serán mil copias de este disco que será presentado en el mes de octubre de 2017 en el Teatro José Rosas Moreno, así como en Guadalajara en un lugar por confirmar.
¿Cómo fue tu iniciación en la música? ¿En qué momento la descubriste como vocación?
Desde pequeño, cuando le pedí a mi familia que me inscribiera en clases de solfeo y piano en la casa de la cultura de lagos, ya que en ese entonces estudiaba dibujo y pintura en la escuela de artes. Después estudie ingeniería pero nunca deje mi pasión por la música y una vez que tuve la oportunidad continúe mis estudios y emigré a Irlanda por dos años, donde estudié la licenciatura en dirección orquestal.
Esa experiencia académica es necesaria para colaborar en la profesionalización de otros músicos ¿Cómo la has vinculado a tu trabajo actual?
Como profesor de teoría musical y piano siempre trato de que los alumnos se sientan motivados a seguir aprendiendo y a buscar una formación profesional a pesar de que en Lagos no se cuenta con una institución que otorgue validez oficial a estudios musicales y por esto te comento que ya estoy trabajando en un proyecto junto con varios músicos locales para la apertura de un centro de estudios musicales avalado y apoyado por el INBA, lo cual daría a los laguenses la oportunidad de profesionalización sin tener que salir de su ciudad.
Esa es muy buena iniciativa que ojalá prospere. ¿Quiénes han sido tus maestros y músicos significativos?
Mi primer maestro de piano, Salvador Amézquita fue un gran impulsor para mí, ya que con el recibí no solo instrucción musical sino consejos sobre los caminos que uno tiene para desarrollarse profesionalmente. También los maestros de distintos instrumentos que me ayudaron a comprender las dificultades técnicas y la escritura para cada uno. Otro maestro significativo fue el director de la orquesta sinfónica de Paraguay Juan Carlos DosSantos y el Director de orquesta Español Francisco Navarro.
Como ejecutante ¿con qué instrumento te sientes mejor?
Estudie casi diez años de piano por lo que técnicamente me sito mucho más familiarizado que con los demás instrumentos además de ser una herramienta indispensable para composición y para el director de orquesta ya que al ser un instrumento polifónico puedes reducir una partitura de orquesta a piano y saber cómo se escuchara cada instrumento. Otros de mis favoritos son las cuerdas y en especial la viola por su timbre cálido y expresividad.
Y tus compositores favoritos ¿quiénes son?
Esta pregunta me parece algo difícil pues escucho música de todos los tiempos claro que los grandes maestros universales como Bach, Mozart o Beethoven tienen un lugar especial… son los que uno más escucha y estudia en música por su importancia e influencia histórica, pero también considero muy atractiva la música de compositores según diferentes aspectos por ejemplo, desde el punto de vista melódico, Vivaldi, Chopin, Poulenc, Ponce, rítmicamente Stravinsky, Bartok, Cage, Ginastera, Revueltas, y armónicamente Debussy, Schoenberg, Mahler o Satie. De la música contemporánea minimalista, mis preferidos son Phillip Glass, Michael Nyman, también interesante es la música peculiar de Arvo Paart y su técnica de composición “tintinnabulum”. Por supuesto nombrar a todos los compositores que admiro y que considero importantes seria larguísimo.
Actualmente formas parte del Ensamble de Cámara de Lagos ¿Cómo les ha ido? ¿qué proyectos tienen en Puerta?
Así es, actualmente como director del Ensamble de Cámara de la ciudad de Lagos de Moreno, estamos programando conciertos didácticos para presentar en escuelas tanto de la zona urbana como del área rural, ya que pocas o ninguna vez los niños tienen el acercamiento en vivo a este tipo de música. También he solicitado al ayuntamiento la ampliación de presupuesto para el ensamble con el fin de aumentar su tamaño y convertirlo en una orquesta. Se podrían formar distintos ensambles tanto de metales, maderas y cuerdas. Sería una especie de orquesta escuela como las que se tienen en otras ciudades del país. Esta agrupación sería la primera en la historia de Lagos de Moreno, por lo que esperamos contar con el apoyo del ayuntamiento y de la sociedad civil. Otro proyecto a corto plazo del ensamble es continuar interpretando la música de los compositores laguenses con el fin de dar a conocerlos a las nuevas generaciones.
Gracias por compartir tu experiencia ¿Te gustaría agregar algo para los lectores de Insurgente?
Pido a los lectores que sean parte activa de la cultura en su propia comunidad, ya que los artistas de cualquier disciplina necesitan su apoyo y se nutren de la energía positiva al sentirse acompañados por el público. También les invito a acercar a sus hijos al arte y a la ciencia... si piensan regalarles un videojuego, mejor regalen una guitarra, un libro, un microscopio.
Gracias por esta oportunidad de conocerte, Alberto. Esperamos un halagador futuro para la música de nuestra tierra y sabemos que estarás ahí, como protagonista. Finalmente, recomiéndanos un libro, una película y una pieza musical que sean significativos para ti.
Gracias a ustedes por el espacio. Un libro que recomiendo es "Memorias del Subsuelo" de Fiodor Dostoyevsky, por su forma de retratar la naturaleza humana en sus distintos personajes. Una película: "Suite Francesa", donde se demuestra cómo en los momentos más difíciles el arte sobrevive y se sobrevive también gracias a él. Finalmente, recomiendo la suite "Peer Gynt" de Edward Grieg, una fantástica obra para todos los que deseen acercarse por primera vez a la música sinfónica.

Entrevista publicada en el semanario Insurgente el día 6 de febrero de 2017.