28.6.08

Morelia, letras y huchepos


Morelia es una de esas ciudades en las que cualquiera pudiera bienvivir. Tiene las dimensiones aún no desquiciadas de las grandes urbes, buen clima, orden y belleza. Allá fuimos Bero y yo los días seis y siete de junio, pues se celebró el Tercer Encuentro de Letras Independientes, convocado por el Colectivo Paracaídas en el Museo del Estado. Nos acompañaron Mario Z Puglisi y Mayra Ramírez, editores de Meretrices, nuestra zorra culta de la ribera chapalense.
En la primera jornada, el viernes seis, se celebraron una mesa redonda con mucho blablablá y poco trucutrú, un performance, presentaciones de diversas revistas del país y el libro de Omar Avilés La noche es luz de un sol negro. Bero, Mayra y yo intentamos una puesta en escena para presentar el nuevo número de Papalotzi, y aunque para nosotros fue un traspié teatral, al público pareció agradarle.
El siguiente día fue intenso, con actividades paralelas y venta de libros, revistas y artesanías. Mario presentó Meretrices y su poemario Dos triunfos y un poema de amor. Hubo también una emotiva lectura del Mariposario, antología poética, en la que participamos Nereyda DeSombra, Evelia Flores, Berónica Palacios, Mario Z Puglisi, José Luis Rodríguez Ávalos y yo.
En el encuentro destacaron algunos proyectos, como las revistas michoacanas Bunker (dedicada a las historietas), Cronopios o El hilo; el arte visual de la yucateca Ligia Chan Brito; la difusión editorial que desarrolla José Luis Rodríguez Ávalos con La Tanda y otros tantos, revistas y editoriales que se mueven desde la provincia con recursos limitados, pero con la visión de quien impulsa sin miramientos el desarrollo de las letras.
A mi juicio, hubo participaciones extrañas, como la de Erika Torreblanca, una amiguita que charla como viste: en rosa y amarillo pollito. Habló de su experiencia nice en el periodismo y de cómo una columna semanal puede ser in si trata sobre temas “profundos” como los novios, la ropa de moda, las amiguis y el café de Sanborns. Otro negrito en el arroz fue la falta de convocatoria hacia el público local, a pesar de que varios medios de comunicación estuvieron presentes. Esta circunstancia permite poca conectividad entre los escritores y el ciudadano común, y hace parecer que los encuentros literarios no son sino un ghetto de elogios mutuos. Fue notorio, por ejemplo, que ni los alumnos de letras se asomaron al museo. “Están en huelga”, nos dijo alguien de la ciudad intentando justificarlos.
La noche fue divertida. En el hotel, una decena de personas nos apretujamos en la habitación del cantautor Raymundo Colín a beber las aguas locas que preparó Bero y a tocar la guitarra, hasta que una amonestación telefónica de la administración nos ahuyentó. Luego fuimos a un lugar llamado Shabadaba, donde un par de grupos asociados al punk se desgañitaron por unas horas. Fue así que se clausuró el encuentro, del cual nos trajimos la amistad de escritores como Yiria Escamilla, Raymundo Colín, Jesús Baldovinos, Edgar Pérez o Armando Pacheco.
El domingo por la mañana es apto para caminar en Morelia, pues la ciudad tiene la costumbre de levantarse tarde y las calles están libres de tráfico. Bero y yo fuimos a un tianguis de artesanías, a los portales y al Museo del dulce, luego a un mercado donde desayunamos un pozole horrendo. Afortunadamente un par de deliciosos huchepos (que no son sino tamales de elote) salvaron el prestigio gastronómico del lugar.
Por la tarde, nuestro regreso a Jalisco fue lento, ya que decidimos tomar la carretera libre y ser sacudidos por una tormenta en el camino. El campo es verde y oloroso. Las pequeñas comunidades son simpáticas, pero los pueblos y ciudades (salvo Zamora) parecen descuidados: Quiroga es un caos, donde la calle principal es al mismo tiempo tianguis y paseo dominical; Zacapú es triste y Sahuayo ha mutilado gran parte de su paisaje urbano. Por cierto: si a Sahuayo vas de prisa, llégale a la Rica Pizza.
Antes de que la tarde se fuera dormir, y después de pasar Cojumatlán, bajamos por unos cerros pelones y nos topamos con una enorme cama de plata. Ahí estaba la soberbia laguna de Chapala coronada de montañas. Era Jalisco, nuestro hogar.

23.6.08

La ciudad y el rosal (Sergio Fong)

Este libro, poemario de Dante Alejandro se pudiera seccionar, leer de atrás para delante o al vésre. Igual de a medias para adelante o para atrás. Pienso en el acierto, en el poema de largo aliento de La ciudad del rosal, de alguna manera construido con la metáfora de la rosa, de la planta, la flor y la semilla. Una ciudad volátil sobre la imagen del poeta, alusión o alucinación, posible o imposible, vivirla o sobrevivirla, como ser o inser. La parte inicial del poemario nos habla de cierta visión poética del personaje recóndito; el Murciélago, el cual emite una visión sentimental sobre el encanto, la sorpresa, el asombro, la emoción de mirar el mundo. ¿De cabeza? (Esto es mío), esto de Dante: Hoy es antártica la hora: se alarga después del almuerzo / desprende trozos de cal, adobe, (a qué huele el adobe?) letanías en nuestro lomo / dice: quietos
Todo es pardo bajo el silencio (como en la noche los gatos) que precede la hora de otros (la del cardenal, la de Emilio):
la no nuestra, sino del temblor
del sueño a la deriva de un plumero
resquebrajante
me acurruco a ti: somos estalactitas
cuando viene a la ciudad el amanecer.

Quisiera imbuirme en los textos, desplayarlos con la intensión de estimar su lectura y que el público recree, a partir de la forma en que están escritos la literatura de Dante Alejandro. Pero yo quiero invitarlos a que lo lean, a que encuentren en ellos el valor del creador, su lenguaje, la metáfora, sus imágenes, la construcción de su poética.
Mundo, es la primera parte del poemario, en esta encontramos Murciélago, poema con diversas tomas, evocaciones y subvisiones sobre el mamífero volador, personaje oscuro familiarizado con el misterio que bebe sangre y algo tiene que ver con la inmortalidad. Luego, El Mundo en el cual no deje de sonar el rumor con que están sostenidas las ciudades :

Hay un poema humano prensado en su garganta.
Lo postergó en el umbral de una noche igual a otras
a la salida del Variedades
Había un vendaval del norte
arrancando murmullos en la esquina de San Gabriel
y la luna, acongojada, quería ser postal
(casi Eluard).

Y voy para atrás y ahora dice, en uno de sus tiempos (el XVI)

Soledad aquí, bajo esta lluvia deshilachada del corredor
la ciudad se ha vuelto un líquido de plomo
un sudario
¿Qué hago en medio del fango ahora que todos se han marchado?

Esta segmento de Mundo nos trae otros poemas: Curva, Testigo, Las últimas tardes, La palabra que citó, por creer en la del autor, que desenfunda, sablea, y la esgrime.

La palabra

La palabra extrema
Desdice al poeta
Lo clava en su justa penitencia

Qué entera
Que solitaria
La palabra extrema

Y con ese poema me regresaría al movimiento IV y chillar de murciélago

Para nosotros no hay casa: hay rincones
Vértices que guardan escalofrío / nido de intrusos
Batir de mariposas beatas
A solas hicimos nuestra patria / a golpe de urdir la caza
salir como truhán, poner sienes bermellón al alba
dejarse morir en las alturas del cielo raso
a donde no llega la sustancia de un domingo
(futbolero-o de servicio religioso)



Quisiera un día tener hogar, ser vicario
Labrar en la cantera el salmo de los míos /
Son dulce la noche y el espejismo donde moro.

Mi patria es insurrecta para quien construyó la casa
/ no sabe: somos la carne que nos convidó su dios.

Decía entre otros poemas
También hay dulzura, miel, amor, sexo, pasión

Dardos Brasa Azul

Pásenle a lo barrido, abran el libro como abrir la puerta del autor que nos convida, a tomar de su tiempo y su visión de mundo, a degustar la vida. Ese mundo que se derrite: un poema en la bóveda del mundo / es una gota por caer.

No quería decirles, estos versos, pero me regreso y término con ellos la parte de Mundo, abran bien las orejas:

De poema Dardos:

Sabes a versos de bruces / a dorso desnudo
A sal, a deseo de labio

De Brasa:

El rojo / la carne viva de tu hombro
Su lengua y las persianas por donde no asomara la noche.


Y Azul:

Quiero tus labios
Nada más tus labios entreabiertos
Y en la pupila una aurora de ámbar

Quiero tus labios erguidos
En el jugo de mi boca

(O al revés).

A continuación la ciudad del rosal


La tristeza es quieta y es mía
Todo aleja la tristeza.

La segunda y final es rosal con otros poemas, pero para terminar diré:

Apuraría la copa, liturgia de los sin mar, dice Alejandro.

La ciudad y el rosal es un poemario donde Dante Alejandro se da el gusto de reconocerse en la otredad, a través de la tronera que inventa como poeta.

Apuntes varios:

¿Qué es lo que nos dice el poeta en sus versos? ¿para qué tomar el libro y recorrer sus líneas escritas?
Ahí mero es, donde hincó su colmillo el crítico.
La literatura es un enlace entre quien entrega sus sentimientos y emociones a quien tengan el gusto y/o el placer por su lectura.
Hay muchas cosas que decir:
Festejar un libro no es cualquier evento.
La feria municipal tan gastada.
Guadalajara es la ciudad con una de las ferias más importantes del libro y la cultura a nivel internacional.
La palabra gira en torno a la imagen con el objetivo de dirigir el sentido, despertar en el otro (lector) un sentimiento. Dispararte y no morirse, esto es una metáfora, podría no tener sentido. Pero si alguien muere en el acto podría despertar un sentimiento, de dolor, de tristeza, de coraje, de impunidad. Pudiera pegarnos en el corazón, en el hígado o en un riñón, o en la mente directamente y no morirnos de muerte natural sino por sistema.

Es decir de que sirve estar aquí, si no le importa a los políticos, si nos matan la existencia con sus me vale madre, si cuando la vox del pueblo, que era la vox de Dios se levanta como protesta y lo que recibimos son mentadas y no precisamente de menta, pero si de un demente. Por eso las palabra que hila el poeta, recaen en su significado; en ellas encontramos la parte existencial del hombre que las escribe, de un artista que trasmina un estado de ánimo con sus vertientes culturales, visiones políticas, líneas ideológicas, broncas sociales que describen al ser descubre su esencia.

Termino:

El viento se encapricha
Como si fuera un dios
Y el silencio de plata
Construye con la ira.
La sirena rasga vientos,
La noche no levanta.
Otra vez el alcalde y los demás
El alcalde y los otros
La patria entregada
Al estómago del ramplón
Es un azul a medias
Lo que le queda
Al cielo y un azul herido de hiel,
Sin el calor de un sol
Y con los brazos colgando.

9.6.08

Historias de cantina


La revista Papalotzi te invita a participar

en el primer concurso de cuento breve


Historias de cantina


Bajo las siguientes bases:


1. Podrán participar todos los escritores mayores de dieciocho años residentes en el país, presentando un cuento alusivo a la vida de las cantinas. Si el cuento se escribe en una lengua distinta al castellano, deberá incluir su respectiva traducción.

2. Los interesados podrán participar con un sólo cuento, en tres copias, bajo pseudónimo, con una extensión máxima de tres cuartillas escritas por una cara, fuente Arial, 12 puntos, a doble espacio. Anexarán un sobre cerrado que contendrá la identificación del autor: nombre, domicilio, teléfono y correo electrónico.

3. Los trabajos deberán enviarse a la siguiente dirección: Calle Montecristo No. 2210, C.P. 44379, Guadalajara, Jalisco.

4. La fecha límite de recepción de los trabajos será el 20 de julio de 2008.

5. Quedan fuera de concurso los miembros de la revista y sus familiares, así como los trabajos que no cumplan con la presente convocatoria.

6. Se integrará un jurado calificador con solvencia moral y trayectoria literaria, el cual emitirá su fallo el día 22 de agosto de 2008 con carácter inapelable.

7. Los miembros del jurado se reservarán el derecho de otorgar menciones honoríficas.

8. Los premios consistirán en· Primer lugar: publicación del cuento en Papalotzi, diploma, dotación de libros, morral, libreta y camiseta Papalotzi; botella de tequila y una caja de sal de uvas.· Segundo lugar: publicación del cuento en Papalotzi, diploma, dotación de libros y botella de tequila.

9. El comité organizador notificará el resultado vía telefónica y/o correo electrónico a los ganadores y los premios se enviarán mediante correo convencional.

10. Los trabajos no seleccionados serán incinerados, manteniendo el anonimato de los autores.

11. Cualquier circunstancia no prevista en la presente convocatoria será resuelta por el comité organizador.


Fotografía: Harry Olds

4.6.08

Poemas del Sueño y la vigilia


Este preámbulo debe ser breve. La poesía lo es y no deja maderos rotos en su arena. Poemas del sueño y la vigilia también procura esa brevedad: es un libro discreto, apacentado en la palabra de a pie y en la recuperación del recurso sencillo. Quien es sorprendido en posición de asombro y sin aspavientos tendrá una lectura grata al recorrer sus páginas.
Poemas del amanecer, la primera parte, está constituida en su mayoría por marinas, en las cuales levitan el amanecer y el amor, la marea y los hombros de la mujer, el horizonte y el lecho cercano. El sueño y la vigilia son circunstancias intangibles, estados anímicos que regulan los dislates de la supuesta realidad. Un hombre sereno, como lo es José Miguel, asume su labor de termostato ante los embrujos del paisaje, del amanecer, de la piel sitiada o de la compañera amante. Dice que uno es duda, que uno es blandura “y uno cree tener sangre de poeta o muerto, / y meditando / se queda sentado en la mitad de su cerco”; por eso se convierte en fotógrafo de las cosas breves y las revela, para que se agiganten, en esa cámara oscura llamada poesía.
La segunda parte da título al poemario. La conforman trece miniaturas de un deambulante (no del sosegado en la habitación), quien procura encaramarse al tiempo, a las calles y a los “lentos días”. Todo rebota cuerpo adentro, como en estos versos: “Cuando cerraste los ojos / apareció la voz, / un puente como relato / en el que ocurría / lo simple y lo extraordinario”.
Parte de guerra cierra el poemario. Es denuncia y es el hierro de quienes reciben el golpe de los poderes bélicos, esos “de abajo” que describió Azuela, un coterráneo del autor. Aquí no hay proclamas políticas o justicieras, sino la voz de quienes no tendrán más remedio que permanecer en los recovecos de la sociedad, con la amenza permanente de un campo minado llamado mundo. “Tal vez, más que antes / se está solo / y la vida es humilde”, dice el último poema, cerrando así la (para otros) inacabable esperanza.
Este es el segundo libro de José Miguel Becerra. El primero, Latitudes del Hombre, fue publicado por el Centro Universitario de los Lagos en 2005. Como promotor cultural ha mantenido, por casi tres años, la revista Mientras pasa la tarde, en la cual ha cobijado a diversos escritores, ilustradores e investigadores de las ciencias sociales en el centro de la República. Me he enterado que dicho proyecto hará una pausa por motivos económicos. No es esto más que un parte de guerra en una sociedad que requiere urgentemente del sueño y de la vigilia sensata para seguir de pie.


Prólogo al libro Poemas del sueño y la vigilia, de José Miguel Becerra, Ediciones Mientras pasa la tarde, Lagos de Moreno, 2007.

2.6.08

En Yahualica


Gracias a la Red de Red de Revistas Independientes y la Dirección de CUltura de Yahualica, tuvimos la oportun idad de presentar nuestros proyectos editoriales.