12.10.07

San Juan Cosalá


San Juan Cosalá es un pequeño poblado en la ribera de Chapala. Cerca de aquí tuvo su hogar una temporada el dramaturgo Tennessee Williams y fue bajo este paisaje donde escribió algunos de sus memorables dramas. Como él, muchos extranjeros han decidido establecer su residencia en la orilla del lago, afiliándose sin condición a la serena cotidianidad de sus habitantes.
El mes de septiembre vivió el más negro amanecer en la historia del pueblo. Al levantarse el miércoles doce, una tromba azotó la región como cubetada. “La culebra picó dos veces”, dicen los locales, refiriéndose a un fenómeno natural que se repite en ciclos de aproximadamente cinco años. Desde Mezcala hasta Juanacatlán se desbocaron los arroyos; bajaron sin miramiento en San Antonio Tlayacapán, en el Tepalo o en las calles empinadas de Chapala.
Sobre San Juan Cosalá se vino el cerro, acarreando agua, lodos y piedras fulminantes. Entró al pueblo, derribó lo que pudo a su paso e inundó calles y casas, desde el barrio más humilde hasta el Raquet Club, pasando por un albergue infantil. Afortunadamente no hubo muertos, pues la sociedad fue evacuada con oportunidad, pero sí acabó con el patrimonio físico de algunas familias.
El macizo montañoso que preside el norte del lago de Chapala es inestable. A veces caen piedras o se desmoronan los escarpados. Por ejemplo, el cerro de San Miguel, en Chapala, es un constante peligro, pues algunas veces se ha venido abajo parcialmente, arrastrándose en las calles del barrio El Cerrito o colapsando inmuebles en las avenidas Madero e Hidalgo.
Hay una historia triste de todos conocida. Hace unos años cayó un torrencial sobre la región. La gente esperaba que terminara, guardada en su hogar. En una casa humilde, un hombre se levantó de la cama y fue a la ventana. “Ven a mirar la lluvia”, le dijo a su mujer. “No, hace mucho frío”, contestó ella, cobijándose, y apenas había dicho esto cuando una roca entró como demonio, llevando tras de sí la pared y los muebles hasta tronar la cama y prensar a la señora. “¡Sácame, sácame!” decía con el poco aire que le quedaba. El hombre gritó pidiendo auxilio y varios vecinos llegaron para ayudarle a retirar el macizo. Fue inútil, no pudieron salvar a su mujer: falleció bajo el rudo emisario de la montaña.

San Juan Cosalá ha sido declarado por el gobierno “zona de desastre”. Alrededor de mil viviendas fueron afectadas en distintas escalas y veinticinco serán demolidas definitivamente por emplazarse en sitios de peligro. Ahora se efectúan obras de reconstrucción con el apoyo del estado y, sobre todo, por la solidaridad de los habitantes de la ribera.
Ningún siniestro se apodera de las cosas definitivamente. Mientras escribo esto, la luz del sol hace del lago hamaca y se aquieta en los tejados del pueblo. Tiene la brillantez del amanecer. Un amanecer que calienta la esperanza de quienes aquí tienden su vida y no piensan abandonar el hogar, a menos que, algún día, vuelva a caerse el cielo como en este despiadado mes.

4 comentarios:

  1. Anónimo22.11.10

    en cuanto a lo que se menciona en los aspectos de las personas damnificadas fueron menores las cifras, la ayuda que se proporciono fue mayor pero hubo desvio de materiales y ademas personas que no fueron afectadas solicitaron ayuda y el gobierno tambien hizo de las suyas para acaparar recursos para las personas que laboran ahi. me agradaria que fuera veridica la informacion que se plantea aqui y no aproximados o lo que se cuenta...

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  2. Efectivamente, anónimo. Algunas cifras a veces las repetimos de medios informativos o del gobierno sin considerar su veracidad. Saludos!

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  3. No es verdad que falleció una mujer, eso es solo un mito, en ese desastre solo hubo una estadounidense desaparecida y 4 lesionados, lo se porque soy vecina de este pueblo.

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  4. No es verdad que falleció una mujer, eso es solo un mito, en ese desastre solo hubo una estadounidense desaparecida y 4 lesionados, lo se porque soy vecina de este pueblo.

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