En el 2005, Enrique Bunbury canceló su gira y anunció una pausa en su carrera debido al cansancio. Cuando todos pensábamos que la tregua duraría un buen tiempo, a fines del año pasado apareció un disco de buró en el que comparte el estudio con Nacho Vegas, ex vocalista de Manta Ray.
Hablo de El tiempo de las cerezas, una entrega doble que de inmediato alcanzó gordos billetes en España. En Latinoamérica no se promovió más que vía Internet y boca a boca, pues se trata de un juego doméstico y de intimidades que intentó ser discreto de origen.
Ambos personajes trabajaron sus propias canciones y apenas se acompañan con la guitarra y algunos coros. Me parece que en este disco Bunbury sigue cansado, a pesar de lo que digan los ortodoxos, y es Vegas quien se lleva el protagónico, con canciones como “La pena o la nada”:
Y te vi llorar / un rió a cada lado de tu rostro / sin desmaquillar / como la propia Katy Jurado con las nubes negras detrás / Te vi llorar / Y qué podía hacer, qué podía hacer / si moría sin poder ponerme a llorar también.
La melancolía es el pan con el cual se come El tiempo de las cerezas. Yo había tratado de asimilarlo, pero es apenas en el temporal de lluvias cuando me ha caído su espíritu. “Días extraños” es un gran tema (sobra decir que fue el más explotado en los medios) al que se pueden añadir “Serie negra”, “Creo que va a empezar a llover” o “De esclavitud y de cadenas”.
Vale más decirlo: quienes oyen la música sólo con las orejas pueden abstenerse de acercarse a El tiempo de las cerezas, pues les será aburrido y monótono. Los demás esperen un cielo encapotado, siéntense en la ventana y escuchen; verán cómo los días conmueven si uno lo quiere y si se deja acontecer por mundo:
…Y creo que va a empezar a llover / y yo querré correr y correr y desaparecer.
Hablo de El tiempo de las cerezas, una entrega doble que de inmediato alcanzó gordos billetes en España. En Latinoamérica no se promovió más que vía Internet y boca a boca, pues se trata de un juego doméstico y de intimidades que intentó ser discreto de origen.
Ambos personajes trabajaron sus propias canciones y apenas se acompañan con la guitarra y algunos coros. Me parece que en este disco Bunbury sigue cansado, a pesar de lo que digan los ortodoxos, y es Vegas quien se lleva el protagónico, con canciones como “La pena o la nada”:
Y te vi llorar / un rió a cada lado de tu rostro / sin desmaquillar / como la propia Katy Jurado con las nubes negras detrás / Te vi llorar / Y qué podía hacer, qué podía hacer / si moría sin poder ponerme a llorar también.
La melancolía es el pan con el cual se come El tiempo de las cerezas. Yo había tratado de asimilarlo, pero es apenas en el temporal de lluvias cuando me ha caído su espíritu. “Días extraños” es un gran tema (sobra decir que fue el más explotado en los medios) al que se pueden añadir “Serie negra”, “Creo que va a empezar a llover” o “De esclavitud y de cadenas”.
Vale más decirlo: quienes oyen la música sólo con las orejas pueden abstenerse de acercarse a El tiempo de las cerezas, pues les será aburrido y monótono. Los demás esperen un cielo encapotado, siéntense en la ventana y escuchen; verán cómo los días conmueven si uno lo quiere y si se deja acontecer por mundo:
…Y creo que va a empezar a llover / y yo querré correr y correr y desaparecer.
creo que tendré que escuchar ese disco... muy para la lluvia, muy para mi mood
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