Aterciopelados son ciertos pelados colombianos (Andrea Echeverri, Héctor Buitrago y músicos de cabecera) que conforman una de las bandas más sólidas del rock en la última década. A ellos les correspondió cerrar la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, versión 2007, esa que se presume como la más importante del mundo en lengua española y que este año sobrepasó los quinientos mil visitantes, teniendo como país invitado a Colombia.
Aunque no existieron tremendas filas, como en tiempos de Silvio Rodríguez o de Joaquín Sabina, antes del concierto estaban ya saturados la explanada de la Expo-Guadalajara y sus aledaños. Según las crónicas, innumerables personas se quedaron fuera, inundando el acceso al lugar y las calles vecinas. La misma Andrea Echeverri saludó a quienes estaban dentro del cuasi auditorio “y a los que están afuera”.
Antes del concierto, apareció en el escenario Victor Trujillo, enfundado en el payaso Brozo, cómo más. Durante casi una hora se hizo el chistorín y animó a los cinco mil y tantos cristianos que lo escuchaban, con el único afán de promover su libro Cuentos tenebrozos. Hay que rescatarle haber asumido una solidaridad con la periodista Lidia Cacho, motivo por el cuál el público empuño un largo griterío de benevolencia, seguido de un abucheo unánime al “gober precioso” y a la Suprema Corte de Injusticia del país.
Luego se apagaron las luces, revolotearon algunas banderas colombianas y apareció la banda a tocar. Andrea Echeverri no es sólo la lider de esta agrupación, sino una mujer que amasija tortas de carisma cuando canta. Arde en el escenario, baila e Interpreta sus canciones (así, con mayúslcula) como si fuera la primera vez. El repertorio ondeó entre sus éxitos Que la felicidad los atropelle, Bolero Falaz y Don dinero hasta El álbum de mi cabeza y La pipa de la paz, canción con la cuál acercaron el concierto a los linderos de un performance.
Después de concluir su programada tanda, los Aterciopelados volvieron tres ocasiones más para complacer la ovación. Todo concluyó como amerita una catarsis: Andrea se embolsó al público con una improvisación, rockeando estrofas de “Guadalajara en un llano, México en una laguna…”, hasta quedar afónica e inclinada ante el “respetable” (y sus correspondientes irrespetables ¿verdad?). Había terminado la FIL.
Entrado diciembre estará en la barranca de Huentitán nada más y nada menos que Björk, esa islandesa revolucionaria del pop. La crónica tendrán que escribirla otros, pues yo me quedaré con las ganas: están muy caros los boletos.
Aunque no existieron tremendas filas, como en tiempos de Silvio Rodríguez o de Joaquín Sabina, antes del concierto estaban ya saturados la explanada de la Expo-Guadalajara y sus aledaños. Según las crónicas, innumerables personas se quedaron fuera, inundando el acceso al lugar y las calles vecinas. La misma Andrea Echeverri saludó a quienes estaban dentro del cuasi auditorio “y a los que están afuera”.
Antes del concierto, apareció en el escenario Victor Trujillo, enfundado en el payaso Brozo, cómo más. Durante casi una hora se hizo el chistorín y animó a los cinco mil y tantos cristianos que lo escuchaban, con el único afán de promover su libro Cuentos tenebrozos. Hay que rescatarle haber asumido una solidaridad con la periodista Lidia Cacho, motivo por el cuál el público empuño un largo griterío de benevolencia, seguido de un abucheo unánime al “gober precioso” y a la Suprema Corte de Injusticia del país.
Luego se apagaron las luces, revolotearon algunas banderas colombianas y apareció la banda a tocar. Andrea Echeverri no es sólo la lider de esta agrupación, sino una mujer que amasija tortas de carisma cuando canta. Arde en el escenario, baila e Interpreta sus canciones (así, con mayúslcula) como si fuera la primera vez. El repertorio ondeó entre sus éxitos Que la felicidad los atropelle, Bolero Falaz y Don dinero hasta El álbum de mi cabeza y La pipa de la paz, canción con la cuál acercaron el concierto a los linderos de un performance.
Después de concluir su programada tanda, los Aterciopelados volvieron tres ocasiones más para complacer la ovación. Todo concluyó como amerita una catarsis: Andrea se embolsó al público con una improvisación, rockeando estrofas de “Guadalajara en un llano, México en una laguna…”, hasta quedar afónica e inclinada ante el “respetable” (y sus correspondientes irrespetables ¿verdad?). Había terminado la FIL.
Entrado diciembre estará en la barranca de Huentitán nada más y nada menos que Björk, esa islandesa revolucionaria del pop. La crónica tendrán que escribirla otros, pues yo me quedaré con las ganas: están muy caros los boletos.
No me gusta Aterciopelados pero aún ahora sigo molesto por no haberme decidido a ir a la FIL aunque fuera solo!!!
ResponderBorrarFelicidades, acepto que perdimos y pues ni hablar como segunda opción pues ojala y gane Atlante. Ojo! me cae mejor Pumas pero si ganan llegan a 6 títulos y no puede permitirse!!
Pues ya tenemos casi la copa. Saludos!
ResponderBorrarChale... yo me quedé con muchísimas ganas de ir a lo de Bjork, pero si se pasaron con los boletos...
ResponderBorrarY ni hablar de la FIL, ni ahí pude ir U.u
Felicidades paisano!!! hazte un post sobre tu equipo, bien se lo merecen!!!
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