A Bertha Alicia
La sombra eres tú
el alto celador de la torre
andando al sur como una serpiente
un perro se perpetua en silencio
las palmas del viento acechan tras la celosía
y la ciudad pretende un letargo
que brumas y adolescentes no le ofrecen
He tenido otra vez tu noche a mi planta
hendida como lóbrego laberinto
de un heraldo golpeador
escondido tras la ventana
Al asomarme ha bramado
el horizonte con metales de argentina
la falda del viento acusó tu rúbrica
y la lámpara cedió a las tinieblas.
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