9.8.05

Pimitivo Serrano y los boquetes

Hace unas semanas, en su programa de radio, David Guerrero denunció la apertura de “sendos boquetes” en un inmueble del Centro Histórico de nuestra ciudad, así como un escalón de mármol dañado por alumnos del Colegio Pedro Moreno en el vestíbulo del teatro José Rosas Moreno, ante la impotencia del Director de Cultura del Ayuntamiento, Eduardo Mata, quien intentó en vano sancionar y hacer restituir el daño a la escurridiza escuela.

Del mismo modo, la señora Alicia Zamora ha denunciado el daño que día a día sufre la iglesia del Calvario y su entorno, debido a los rayones que a diestra y siniestra perpetúan amoríos en la balaustrada, o a los clavos que comerciantes (durante las fiestas de agosto) y actores de vía crucis dejan en la cantera.

Estas y otras acciones hormiga pululan últimamente, dejando rebasados al INAH y al Ayuntamiento, como si el poder de la “necedad” tuviera mejor argumento que las razones para la conservación del patrimonio.

El trabajo por generar decretos y reglamentos, implementar normas, aplicarlas y promover programas de estímulo a poseedores de inmuebles con valor patrimonial, parece no ser prioridad del gobierno y deja mal parados a todos los actores que durante años han trabajado en generar los instrumentos legales y técnicos convenientes para nuestra Zona de Monumentos Históricos.

También quedan mal parados los laguenses que fueron construyendo la ciudad, dándole una identidad y un rostro que al primer marrazo (léase “madrazo”) se viene abajo. Si esto sucedería en los Estados Unidos -país adorado por los destroyer y “amantes del progreso”- la ley sería implacable, pues en gringolandia se respeta con mayor consistencia el patrimonio, por muy “insignificante” que parezca.

Los laguenses edificaron una ciudad con dos características básicas: unidad y armonía, términos de arte aplicables en la arquitectura y el urbanismo, y que valdría la pena ampliar en otra ocasión. Uno de ellos fue Primitivo Serrano, un arquitecto cuya obra catapulta la arquitectura hacia el modernismo.

Primitivo Serrano vivió la segunda mitad del siglo XIX y fue un personaje activo de la sociedad. A las actividades propias de su hacienda (el Alto de Moya) sumó su labor de arquitecto y algunos periodos de función pública, ya fuese como presidente o regidor. Algunas crónicas señalan que estudió la carrera de ingeniería civil y es probable que en algún momento de su vida haya viajado a Europa, en donde conoció los conceptos de la arquitectura en voga que posteriormente aplicó en sus proyectos.

Entre sus obras destacan los proyectos para el teatro José Rosas Moreno, la Casa Serrano, la Casa del rey dormido, la Casa Montecristo, remodelaciones a las haciendas de Moya y Las Cajas, perteneciente esta última a su hermano Celso, de quien se cuentan terribles leyendas sobre su muerte. Intervino las fachadas de algunas casonas y colaboró en la introducción de infraestructura y equipamiento urbano.

Pertenece a esa serie de arquitectos iniciadores del modernismo en esta región, como Luis Long o Refugio Reyes, a quienes se debe gran parte de la imagen urbana de León, Guanajuato y Aguascalientes. La obra de Serrano es conocida por todos. Sin embargo, el arquitecto permanece en tinieblas –en la oscuridad plena- para historiadores, arquitectos y para el ciudadano común. No ha sido valorada su aportación al desarrollo de Lagos.

Mientras no conozcamos el origen de nuestra sociedad y las circunstancias que han permitido la arquitectura donde habitamos todos los días, habrá personas que sigan abriendo llagas a la ciudad y dañando la obra de ciudadanos certeros como Primitivo Serrano. David Guerrero tiene razón en no utilizar eufemismos. No podemos llamar “apertura de vano” a un sendo boquete.